Es muy fácil definir los comportamientos que deben tener los empleados de una organización, sin embargo, resulta toda una proeza lograr que esos comportamientos se presenten en realidad.
Desde muy joven y hasta que tuve 35 años yo fumé. Lo hacía por la misma razón que lo hacen la mayoría de los que fuman: por imbécil. Cada vez que yo llegaba a casa de mi abuela a visitarla, ella cariñosamente me mostraba algún recorte de periódico o de revistas donde se hablará de lo malo y perjudicial que era el cigarro para la salud. Con el mismo cariño, yo le decía a mi abuela que sabía perfectamente el daño que yo mismo me hacía al fumar, incluso, podía saber más que ella a ese respecto. Le explicaba que no fumaba por ignorante, sino por vicio o hábito, así es que, por más información que ella pudiera recopilar para dármela, eso no me haría cambiar ese comportamiento, así que ya no necesitaba más información al respecto. La razón finalmente la descubrí años más tarde y pude dejar el cigarro definitivamente.
Durante años, he visto en la mayoría de las organizaciones, que al igual que mi abuela, los líderes pretenden cambiar el comportamiento de su personal a través de decirles, y decirles, y decirles, y decirles cómo quieren que actúen. Cómo lo he explicado en mi libro, El Avatar Organizacional, son tres los factores que desde mi punto de vista y experiencia, influyen en el comportamiento del personal: el Sistema Organizacional, la Cultura Organizacional y el Sistema Individual.
En este espacio quisiera resaltar tan solo un componente de uno de esos factores y me refiero a las Competencias del personal, que forman parte del Sistema Individual.
En palabras de Cristina Gómez, Líder de la práctica de Organización y Cultura de Thrad, "Cuando una realidad compleja exige integrar entre el universo de experiencias, conocimientos y habilidades relacionadas, aquellas que se requieren para su comprensión, acción y transformación, y además se SUMA la intención positiva (manejo de sentimientos) nos encontramos ante el desarrollo de COMPETENCIAS".
Generalmente, en las organizaciones o instituciones de educación, las competencias son una serie de características que tiene una persona y que lo hacen competente para ejecutar determinada actividad. Generalmente se habla de conocimientos, habilidades y actitudes, sin embargo, hemos descubierto dos nuevos elementos fundamentales que determinan las competencias reales de una persona que para muchas organizaciones resultan invisibles: la experiencia y los sentimientos.
Cuando adquirimos conocimiento o habilidad derivados de la observación, de la participación y de la vivencia de un evento o proveniente de las cosas que suceden o ejecutamos en día a día, estamos hablando de experiencia, sin embargo, los sentimientos también influyen en los comportamientos; en una organización cuyas acciones están basadas en las interrelaciones personales, debe trabajarse en integrar el modelo organizacional, la cultura organizacional y el sistema individual de su gente, pues el resultado de esta fusión, generará un determinado sentimiento en el personal, que determinará su comportamiento real.
Hablar de SENTIMIENTOS en la organización es cada vez, más común. Las organizaciones están compuestas de seres humanos que no pueden llegar por la mañana y quitarse sus problemas y preocupaciones personales como si fuera un abrigo que se cuelga en el perchero de la entrada. Los sentimientos están presentes en todo momento durante el trabajo y las interacciones que tiene el personal y por supuesto que determina el comportamiento y por consecuencia, los resultados de la organización.
Es momento de reflexionar en lo que los líderes de una organización deben hacer, para generar un ambiente que propicie en el personal, los sentimientos necesarios para poder ser "competentes" realmente y ejecutar el trabajo que se requiere para lograr los objetivos de negocio. Lamentablemente en muchas organizaciones, se siguen generando justamente los sentimientos contrarios, es decir, ambientes que cohíben el comportamiento del personal y que impiden explotar su potencial real, ambientes donde los únicos sentimientos que se provocan son de frustración, envidia, y terror organizacional. En estos ambientes las COMPETENCIAS del personal se quedan incompletas.
En Thrad, hemos generado técnicas y métodos para que nuestros clientes, provoquen ambientes donde puedan aflorar sentimientos apropiados y no sentimientos nocivos, sin embargo, el primer ingrediente es la voluntad de quién dirige esas organizaciones y no en todos los casos existe.
Y usted, ¿qué sentimientos genera en sus empleados?
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El Nudo Organizacional es una vista del Sistema Organizacional, en el que se define y analiza cada componente de una manera simple y práctica, haciendo énfasis en las conexiones que existen entre cada uno de ellos. Las organizaciones son un conjunto de conexiones que funcionan de una manera sencilla.
El Avatar Organizacional, una nueva perspectiva que revalora el impacto de la cultura organizacional en los resultados de negocio, y se presenta un método práctico para cambiarla alineada a las estrategias de negocio, basado en experiencias reales en distintas organizaciones.
¡Gracias por leerme!