“… y la culpa es del Gobierno”

gerardo-medina-romero-y-la-culpa-es-del-gobierno-portada “… y la culpa es del Gobierno” - Gerardo Medina

 Hablando de Cultura Organizacional y de cómo se crea, aquí una historia:

Como todas las mañanas salgo de fraccionamiento para llevar a mis hijas a la escuela, me formo en la línea continua de autos planeada para hacer ágil el descenso de niños y como siempre me doy cuenta que más de un papá deciden estacionarse en la fila y hacer que los demás autos tengamos que salir y esquivarlos.

Después de dejarlas, tomo la avenida rumbo al trabajo y como siempre no falta el Audi, BMW o Mercedes con exceso de velocidad, que va echando las luces a los demás autos para que todos nos movamos y les rindamos pleitesía a ellos y a sus autos deportivos, como si el auto más caro tuviera más derecho de circular que el resto de los vehículos. Hago parada en el supermercado y como siempre los lugares para discapacitados están ocupados por personas completamente sanas que piensan que por tener dinero, tienen derecho a estacionarse en la puerta. Ah, y cuidado que un vigilante les diga algo porque les avientan a sus guarros.

Al salir del estacionamiento, esquivo a otro auto que venía en sentido contrario por el estacionamiento y salgo rumbo a mi oficina. Por la bajada a la presa Madin, un auto rebasando por la derecha pasa a centímetros de otro cuyo conductor, va con un ojo y una mano manejando y con el otro ojo y la otra mano chateando con su celular. Pasando la presa, el tráfico detenido como siempre, algunos autos en sentido contrario bajan por la incorporación para el tramo que lleva a la autopista Chamapa-Lechería y luchan con los autos que están en la fila en el tráfico. Al llegar a la incorporación con la Av. Lomas Verdes, un auto pasa por el carril destinado a dejar los niños en la escuela, solo para ahorrarse un par de autos y meterse más adelante a la misma fila. De pronto, como salida de la nada, una motocicleta con un conductor sin casco, se adelanta manejando entre las filas de autos pegándole a mi espejo retrovisor sin ningún reparo y se pierde más adelante. Después del tope de la Cuspide, el tráfico fluye un poco hasta llegar al Sanborns de Av. Lomas Verdes donde nos volvemos a parar. Mujeres pintándose, hombres chateando e incluso uno leyendo el Publimetro, luchan de carril en carril para adelantar algunos segundos en la bajada que está completamente parada. De pronto un Microbus, decide salirse de la lateral y transitar por los carriles centrales. Cien metros más adelante, baja pasaje justo en los carriles centrales y los autos que vienen detrás, luchan por esquivarlo haciendo todavía más grande el caos. Los autos que vienen en el carril central, se adelantan para no dejar pasar a los autos que intentan salvar al Microbus como si en ello les fuera la vida, y luchan palmo a palmo, hasta que finalmente alguno sale victorioso y se adelante.

Finalmente, al pasar la Av. López Mateos, me pego a la derecha para incorporarme a la lateral antes del paso deprimido, y me formo desde unos 400 metros antes, sin embargo, algunos autos se adelantan por la izquierda para meterse en la fila más adelante y algunos hacen hasta 3 filas para luchar y entrar justo antes de que inicie el camellón sin importar ni respetar el lugar de los que nos formamos con anticipación. Hay de todo, un BMW, un Sentra y lo que no podía faltar, un taxi. Los autos formados luchan por no dejarse vencer, pero es en vano, nunca falta un distraído que al estar chateando en su teléfono, no logra reaccionar a tiempo y es vencido por los autos que se meten en la fila.

De pronto en la lateral y en esta lucha de auto contra auto, los peatones que deciden no utilizar el puente sino jugarse la vida para cruzar la calle durante el tráfico, le gritan a una señora que sin fijarse se adelante un poco. Finalmente logro llegar a la Glorieta y doy vuelta para entrar a la avenida en donde está mi oficina. Al llegar como siempre, toda la acera de mi oficina, ocupada por autos de papas que bajan a sus hijos en la escuela, doy una vuelta y finalmente encuentro un auto saliendo y ocupo su lugar frente a mi oficina para estacionarme.

Bajo, cierro mi auto, respiro y simplemente me digo. "…y la culpa de todo lo que nos pasa la tiene el Gobierno". 

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